situado en el sótano de la vivienda convertido en una
especie de
burbuja-búnker; llevaba allí seis meses
aislado día y noche estudiando
complejísimas fórmulas
albergadas en el ácido desoxirribonucleico (ADN).
En esta mañana extrañamente luminosa, subió a la
última planta con el fin de orientar su antena
parabólica y dirigirla hacia el satélite Yasthar1A
para mantenerse comunicado con el mundo exterior
para mantenerse comunicado con el mundo exterior
donde reina una pandemia de peste
bovina que asola la
inhóspita región.
Encaramado en su tejado, observa la verde pradera
irlandesa donde las gordas y
brillantes vacas pastan a su
antojo. Desde su atalaya divisa un horizonte
poblado de
tumbas coronadas con cruces; un cementerio católico
que le recuerda
las familias que acudían a él para
solventar problemas hereditarios.
Hoy, sólo los negros
Hoy, sólo los negros
pájaros revolotean sobre ellas avisando cuán breve es la
vida y el
futuro incierto que nos cobija.
Cosas que pasan...